La implementación de un Sistema de Gestión de Calidad, se está volviendo cada vez más común. Hoy las empresas buscan obtener los beneficios de la norma, tales como; mejora de procesos, aumento en la calidad de los productos, aumento de la credibilidad de los clientes y, sobre todo, una importante reducción en los costos. Pero no todo tiende a ser bueno en la implementación de esta norma, ya que, a pesar de tener requisitos relativamente simples, conlleva un alto grado de compromiso de todas las partes involucradas en el proceso. Compromiso que no todas las empresas asumen y es por eso que fracasan en su implementación.
Si deseas implementar de manera exitosa el Sistema de Gestión de Calidad, evita cometer los siguientes errores más comunes:
1. Urgencia: A menudo las empresas buscan implementar un SGC por el hecho de cumplir con el requisito de algún cliente, porque funciona como incentivo para la adjudicación de concursos públicos o por requisito de alguna nueva alianza comercial. Dejando de lado los beneficios que obtienen al certificarse y enfocándose únicamente en obtener el papel para enmarcarlo y colgarlo en el lobby de la empresa. Sin embargo, descuidan por completo el sistema los demás días del año y dejan de beneficiarse con las bondades de la implementación.
2. Falta de liderazgo: Al empezar el proceso de implementación, se eligen a los auditores encargados de que la norma se aplique al pie de la letra, sin embargo, el equipo directivo que no da importancia al sistema y que no proyecta sobre el personal la misión y visión que tienen para su organización (es decir, su Política de Calidad) no conseguirán propiciar la participación del personal ni la eficacia del Sistema.

3. Resistencia al cambio: La resistencia al cambio se refiere a una incapacidad para adaptarse al cambio de circunstancias, ya que, al momento de optimizar los procesos, estos cambian y simplifican cambiando el orden antiguo, situación que puede llegar a ser frustrante y difícil para los directivos que no detectaban “fallos” en sus procesos.
4. Cultura reactiva y no preventiva: La importancia de llevar a cabo una buena gestión del riesgo y de crear estrategias proactivas para prevenir situaciones indeseadas o problemas futuros, se promueve con la cultura de la prevención. Sin embargo, muchas de las empresas basan su estrategia en el principio de reacción y toman decisiones sólo después de la aparición de los problemas. Esta situación puede retrasar el proceso si no se trata con la responsabilidad necesaria.
5. Sistemas mal diseñados: Los fallos en la implementación de los procesos no siempre son responsabilidad de las empresas. Existen numerosos despachos que implementan planes reciclados sin importar si estos se acoplen a los procesos de las empresas en cuestión.
Por eso siempre recomendamos informarse bien respecto a la empresa que los acompañará hasta su auditoría de certificación y que verifique la correcta implementación del SGC. Adaptándose a las necesidades de su empresa y diseñando un plan de implementación adecuado.
Así que, si requieres implementar o certificar tu Sistema de Gestión, no dudes en contactarnos, ya que acompañamos a las empresas hasta el día de la certificación de su sistema.

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